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La batalla por el NAIM: una explicación desde la teoría de juegos


La siguiente reflexión tiene como objetivo analizar la batalla generada sobre la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) entre el poder económico y el poder político, así como el alcance de esta batalla. Se entiende por el poder económico al grupo de interés que tenía los grandes contratos sobre la construcción del NAIM, así como algunas cúpulas empresariales, mientras que el poder político se refiere al gobierno 2018-2024 de Andrés Manuel López Obrador (AMLO).


El debate sobre la construcción del NAIM en Texcoco inicia desde la campaña presidencial de 2018. Durante todo este tiempo, AMLO dijo que sometería a consulta el NAIM entre dos alternativas: Texcoco y Santa Lucía. El debate generado sobre la consulta del NAIM, en realidad se trataba de una estrategia para separar el poder político del poder económico.


Para AMLO, la consulta ciudadana representa una nueva forma de hacer política, dado que la consulta es la base de la democracia participativa, lo que significa que desde ahora, los ciudadanos son los agentes principales dentro de una estructura de poder horizontal, sus opiniones son importantes para la toma de decisiones.


La alianza entre el poder político y el económico inicia a partir del primer tercio de la década de los ochenta del siglo xx, cuando se abandona el modelo de desarrollo hacia adentro y se adopta un modelo de crecimiento enfocado hacia fuera. Cabe señalar que no se trata del modelo económico adoptado, sino de su adulteración. La alianza de la élite en el poder formada por un grupo reducido de la tecnocracia apoyado fuertemente por la élite empresarial, con una combinación de políticos que sirven como instrumento para ganar votos, y que usan la estructura de los partidos políticos tradicionales. Pero quienes toman decisiones o establecen acuerdos son entre el poder económico y la tecnocracia. Por ejemplo, Molina (2018) señala que el diseño y la aplicación de políticas de competencia “con criterios de mercado” resultan ser una simulación, es decir, un mercado disfrazado de libre competencia. Así, quienes diseñaron la reforma energética con “criterios de mercado”, o desconocen la teoría del libre mercado, o son demagogos con intenciones de beneficiar a ciertos grupos que usan el poder del Estado para sus intereses económicos.


Ésta élite en el gobierno se caracteriza por emplear un discurso centrado en el buen manejo de la política económica, “el equilibrio presupuestal”, “no endeudar el país”, “no gastar más allá de lo que se recauda”, “establecer políticas de competencia” pero la evidencia indica sus resultados son distintos de acuerdo a su marco de referencia: la política económica en el marco de una economía de mercado. Molina y López (2018) caracterizan a ésta élite en el gobierno de un “neopopulismo económico”. Un rasgo adicional que caracteriza a ésta élite (neopopulistas) es que -en el discurso- dicen estar en contra del populismo, pero sus resultados como gobierno ponen en evidencia un neopopulismo económico.


La alianza entre el poder económico y el poder político se consolida en los siguientes sexenios, que llega a su “ruptura” en 2018. La alianza practicada durante los últimos 35 años es la que se conoce como “el capitalismo de cuates”, que se describe como “las confabulaciones entre algunos privados privilegiados y gobierno para que los primeros puedan imponerse y arrebatar parte del mercado o estar exentos de algunas leyes. Bajo estas prácticas el éxito de algunas empresas privadas (y poderosas) se da por los favores o prerrogativas que les concede el gobierno por sobre las otras empresas. Éstas son más comunes que se presenten en economías con un débil Estado de Derecho, ya que suele ser la debilidad de las instituciones y los vacíos legales lo que induce a las empresas a realizarlas” (Madrigal, 2015).


La consulta ciudadana organizada por AMLO sobre el futuro del NAIM, que se realizó del 25 al 28 de octubre de 2018, no fue para legitimarse, porque la legitimidad se la dieron los ciudadanos el día de la elección con un amplio margen, sino que sirvió de inicio para generar un debate entre la población, un instrumento de política para implementar la democracia participativa. En principio, se trata de un ejercicio democrático de deliberación pública que dota a los tomadores de decisiones de política pública información sobre el agregado de las preferencias individuales sobre un tema de interés nacional, en la literatura se conoce como la teoría de la elección pública. Ésta forma, de hacer política, marca la diferencia con los gobiernos anteriores, coloca al gobierno de AMLO como un agente racional que trata de aplicar políticas públicas con el objetivo de ser evaluado por sus electores (Molina, 2018).


El debate sobre el NAIM se centró en dos posturas entre el público en general. Quienes apoyan la construcción del NACM en Texcoco, encabezado por el poder económico, sostienen que se trata de una decisión técnica y económica, y no debe ser sometida a consulta ciudadana. Se refieren a decisión técnica como la ubicación, cuestiones de aviación, en términos de capacidad aeroportuaria y de rentabilidad económica. Mientras quienes se oponen, encabezada por AMLO, sostienen que se debe valorar el impacto ambiental, su construcción alteraría gravemente el sistema hidrológico subterráneo del acuífero del Valle de México y con ello peligran más de 250 especies de aves, la cancelación significa recuperar el Lago de Texcoco, además se trata de una infraestructura muy costosa.


Si bien es cierto que el debate se centró entre el aspecto técnico-económico y el aspecto ambiental, en el fondo es más que la construcción de un aeropuerto. Se trataba de que el Estado recuperara la conducción del país, es decir, establecer una frontera entre el poder político y el poder económico, para ello, la consulta ciudadana serviría como una herramienta política para la toma de decisiones, una forma diferente de hacer política.


Para comprender la batalla sobre el NAIM se hace uso de la teoría de juegos (Gibbons, 1992; Vega, 2000; Gardner, 1995). En principio, se puede decir que se trata de un juego entre el poder político y el poder económico local para determinar sobre donde será la construcción del NAIM (que en realidad se trataba de continuar la construcción en Texcoco o no).


El cuadro 1 muestra las ganancias hipotéticas de ambos jugadores. Por cuestiones de conveniencia, las ganancias del jugador Gobierno 2018-2024, representado por AMLO, están en las filas, mientras que las ganancias del jugador poder económico, que se ha denominado grupo de interés, están en las columnas. En este juego, cada jugador cuenta con dos estrategias posibles: Texcoco o Santa Lucía. De entrada AMLO tiene como preferencia a Santa Lucía, mientras que el grupo de interés tiene como preferencia a Texcoco.


Se observa que, en cualquier caso, ambos jugadores siempre prefieren realizar la construcción de los aeropuertos juntos que hacerlo por separado. Por lo tanto, la forma en que se plantea el juego requiere de la negociación, en la que ambos jugadores deben alcanzar un acuerdo. Si se llega al acuerdo, cada jugador prefiere el acuerdo que les represente mayores ganancias.


Cualquiera de los acuerdos es razonable económicamente, Texcoco-Texcoco y Santa Lucía-Santa Lucía, en el sentido que si se llegara a un acuerdo y ambos jugadores creen que la otra parte lo va a cumplir, entonces tienen incentivos para cumplirlo ellos mismos. Si se llega a un acuerdo sobre cómo comportarse en este juego, las estrategias establecidas en el acuerdo deben ser un equilibrio de Nash. Es decir, Texcoco-Texcoco y Santa Lucía-Santa Lucia son equilibrios de Nash. Sin embargo, la teoría de juegos señala que pueden existir juegos para los cuales no ofrece una solución única y en las que no se llegará a ningún acuerdo. El problema consiste sobre qué tipo de acuerdo establecer. Queda claro que AMLO quiere romper con el acuerdo de “capitalismo de cuates”.


Desde que inicia el proceso electoral de 2018, ambos jugadores se enfrentaron a una batalla de declaraciones que giraba en torno al NAIM, como se ha mencionado, de cierta manera inducida, pero que en el fondo se trataba del debate sobre la continuación del capitalismo de cuates practicado en los últimos treinta y cinco años o un cambio, por lo tanto era imposible de llegar a un acuerdo sobre la construcción del NAIM. Ante la falta de un acuerdo, AMLO utiliza como instrumento la consulta ciudadana, que representa el inicio de la democracia participativa, al mismo tiempo sirve para marcar la nueva relación entre el poder político y el poder económico en México.


Quienes participaron en la consulta decidieron entre dos alternativas: Texcoco o Santa Lucía. Dentro de la estrategia de AMLO ya se anticipan de cuáles podrían ser las posibilidades. Los ciudadanos optan por un no en Texcoco (70 por ciento). El resultado de la consulta ciudadana modifica la estructura del juego. La preferencia por Santa Lucía, AMLO ha puesto entre la espada y la pared al poder económico. ¿Cuál es la mejor respuesta del poder económico? La teoría económica señala, como los agentes económicos son racionales tomarán decisiones optimizadoras. La figura 2 muestra la secuencia del juego. Al elegir a Santa Lucía, la mejor respuesta del poder económico es jugar a la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, dado que Santa Lucía representa una mejor ganancia que Texcoco en esta nueva dinámica, lo que le proporciona una ganancia de 2 en vez de jugar Texcoco, lo que proporciona una ganancia de 1 (Es decir, 2 > 1). Dicho de otra forma, el poder económico ya no tiene más opción, si es racional, que colaborar con el gobierno de AMLO.


En este juego secuencial, el único equilibrio razonable es: Santa Lucía-Santa Lucía. La teoría también prevé, en este caso, que el poder económico puede amenazar con seguir con el proyecto de Texcoco, sin embargo, esto no es creíble.


La decisión de los ciudadanos sobre el NAIM, retomada por AMLO, es decir la democracia participativa, es una señal muy clara al poder económico, el mensaje es que AMLO representa un nuevo mandado popular que rompe con la forma de hacer política de los últimos treinta y cinco años. Como se ha señalado, la nueva forma de toma de decisiones consiste en someter a consulta temas de interés nacional. Así lo anuncia en la conferencia de prensa del 29 de octubre de 2018 para cancelar el NAIM en Texcoco: “Aquí queda de manifiesto de que hay una división, desde ahora, clara, hay una frontera entre el poder económico y el poder político. El gobierno que está por iniciar su mandado es para todos, no es para un grupo, no va hacer un gobierno al servicio de una minoría, es el gobierno del pueblo y siempre va a prevalecer el interés general, lo que convenga a la nación.”


Esto no significa que no se formen alianzas, al contrario, está claro que la cooperación es necesaria entre el poder político y el poder económico, pero bajo otros términos de lo acostumbrado en las últimas tres décadas. Es decir, las reglas del juego cambiaron con el cambio de gobierno.


Fuentes de consulta:

a) Gardner, Roy (1995). Juegos para empresarios y economistas. Barcelona: Antoni Bosch.


b) Gibbons, Robert (1992). Un primer curso de teorías de juegos. Barcelona: Antoni Bosch.


c) Madrigal, Francisco (2015). Capitalismo de Cuates. Altavoz México. Disponible en:

https://altavz.com/2015/10/22/capitalismo-de-cuates-crony-capitalism/

d) Molina, Alejandro (2018). Con la apertura del mercado de gasolinas y diésel ¿Por qué no bajan sus precios? En Portal ecofineg, marzo 1 de 2018. Disponible en: https://www.economiafinanzasynegocios.com/


e) Molina, Alejandro (2018). La consulta sobre el NAICM en Texcoco: valoración ambiental vs. valoración económica. En ecofineg, octubre 10 de 2018. Disponible en: https://www.economiafinanzasynegocios.com/

f) Molina, Alejandro y López, Jorge (2018). El neo-populismo económico en México: los gobiernos de Calderón y Peña. ecofineg, enero 10 de 2018. Disponible en: https://www.economiafinanzasynegocios.com/


g) Vega, Fernando (2000). Economía y juegos. Barcelona: Antoni Bosch.



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